Emborracharse la noche del baile de bienvenida del último
año de escuela nunca es una buena idea, pero Jake Hayes nunca esperó que todo
terminara con un accidente automovilístico y un poste incrustado en su
garganta.
¿Cuál es su mayor arrepentimiento de todo esto? Lo que
nunca le dijo a Samantha Shay.
Él ha estado enamorado de ella durante años y nunca tuvo las
agallas para decírselo. Ahora ya es demasiado tarde. Porque después de esa
noche, Jake nunca será capaz de volver a hablar.
Cuando Jake regresa a su pequeña casa en la isla (población:
5,000), tendrá que aprender a lidiar con ser mudo. También descubre que su
familia no se limita a sus seis hermanos y hermanas, que a veces una isla
entera está al cuidado tuyo. Y cuando llega la oportunidad de pasar más
tiempo con Samantha, ella lo ayudará a aprender que no poder hablar no es lo peor
que le puede pasar a una persona.
Tal vez, si ella lo deja, Jake finalmente pueda decirle lo
que no pudo decirle antes, aunque en realidad no pueda decirlo.
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